Despedimos a Lino
6 noviembre, 2020.
Cuando una persona que queremos se va, siempre buscamos adjetivos para describirle. Y para mi padre, Lino, hay muchos. «Enorme» en todos los sentidos, le va bien.
Las personas que en estos días han paliado el dolor de nuestros devastados corazones con sus palabras, han utilizado muchos y bonitos adjetivos.
Todo esto nos ha reconfortado, pero lo más maravilloso es, que esas personas cuando hablaban de mi padre, hablaban de ellos mismos.
De como les ayudó, de como les recibió en su casa fueran amigos, clientes o proveedores. De como procuraban sentarse a su lado en las reuniones, en las comidas porque sabían que la alegría estaba garantizada. De los abrazos que le dio, de las palabras que utilizaba con ellos, de como les reconfortó, de lo que vivieron juntos…
Dijo la poeta, «La gente olvidará lo que hiciste o lo que dijiste, pero no olvidará como les hiciste sentir». Por eso mi padre es ya inolvidable.
A nivel familiar mi padre nos ha dejado con su ejemplo, los regalos más valiosos. El amor por su «reina», su mujer (su equilibrio y su «todo») y profundos valores familiares (una piña de familia que se extiende por los confines de las generaciones).
A nivel empresarial debe destacarse la «sucesión empresarial» modélica que realizó.
Mi padre fue la tercera generación familiar de una empresa fundada en 1900 por su abuelo. Empresario de raza, después de una vida de esfuerzo, de trabajo arduo, de ilusión y valentía sin limites, de asumir riesgos, dejó todo su legado, a los 65 años, en plenas facultades, a nosotros, sus hijos. Mi padre entendió que debía dar paso a la siguiente generación y después de una reflexión profunda, lo hizo con tal elegancia, generosidad y confianza, que es ya para nosotros, uno de los valores que deberemos transmitir a las generaciones venideras. En un sector como el nuestro, el cárnico, eminentemente masculino, mi padre y mis tres hermanos decidieron que fuera yo, quien liderará esta empresa. Cuando hoy todavía se necesitan leyes para dar a las mujeres igualdad de oportunidades, en nuestra casa, nadie las necesitó. Se valoró y se me eligió. Y no solo eso, otra mujer fue destacada del equipo de profesionales para ser mi segunda de a bordo.
Que importante es una sucesión familiar ordenada en las empresas familiares y tu papá, con que grandeza lo hiciste. Todo un modelo a seguir.
Siento en mi, tu energía, tu optimismo, tu ilusión, tu fuerza… Papa, mis hermanos y yo, no te vamos a defraudar. Nos sentimos profundamente orgullosos de ti y damos las gracias por haberte disfrutado.
Siempre con nosotros.
Elena Martínez Garnica
Hija de Lino y Socia-Consejera. H. J. MARTÍNEZ SOMALO
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